En la UM, Lorenzetti pidió unir las luchas por la igualdad social y la protección del ambiente

El presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Lorenzetti, fue distinguido ayer con el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Morón, donde hizo una disertación acerca de su último libro, “Catástrofes ambientales y tragedias sociales”. La ceremonia se desarrolló en el Salón Auditorio de la Casa de Altos Estudios y contó con la presencia de funcionarios y representantes del Poder Judicial, los intendentes de Morón y de Hurlingham, Lucas Ghi y Luis Acuña, respectivamente; así como el titular del Concejo Deliberante local, Hernán Sabbatella. El titular del máximo tribunal de Justicia de la Nación compartió el estrado con el Rector de la UM, Héctor Norberto Porto Lema; y el Decano de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, Bruno Oscar Corbo, quienes le entregaron la distinción en nombre de la Universidad. El tema elegido para disertar fue el de su libro: catástrofes ambietnales y tragedias sociales. «Es una relación que se ha establecido en los últimos años y que afecta temas en todos los campos. No es algo abstracto. Nuestra salud está afectada no sólo en la tragedia que cuentan los chicos cuando vemos que se contaminan y enferman, sino también por la aparición de nuevas enfermedades. La medicina avanza, pero nunca alcanza, porque las transformaciones ambientales hacen aparecer nuevas enfermedades. Hubo nuevos casos de cáncer. El cuerpo no se acostumbra a los cambios», dijo. Y agregó: «Hubo inundaciones en La Plata y en Nueva Orleans, se cortan los servicios. Se afecta el planeta, alterado por el modo en el cual influimos. La civilicación aumentó la capacidad de moficarlo. Mares y océanos con grandes niveles de contaminación. El ártico se está derritiendo. Y hay explotación de navegación donde antes no se podía. Los efectos traen cambios climáticos cada vez más fuertes. Los inviernos o los veranos no son como antes. Hay tsunamis y terremotos. Cosas que asustan y son incontrolables». Sobre el miedo y la «idea apocalipita tiene que tener una salida que no nos lleve a una catástrofe mayor», señaló y se quejó porque el tema «no esté en la agenda» de los líderes mundiales. «Las cuestiones ambientales desaparecen de los tratados y agencias internacionales: estamos retrocediendo. Hay un argumento sobre que el ambientalismo es una moda y que ya va a pasar. La verdad es que vemos que hubo una moda en los años setenta, pero no es una moda en la medida que nadie niegue las transformaciones que son reales, verificables y de efectos muy claros. Lo que ha y es una transformación». «El segundo argumento a revatir la disyuntiva entre la igualdad y el ambiente, porque son luchas complementarias», afirmó. «La lucha de los mineros de Iquique fueron salvajemente reprimidos en el Siglo XIX estaba en una minería más sustentable y no en la explotación de los obreros», recordó. «Se fueron cambiando las regulaciones y en algunos países se exige que la minería respete las normas laborales con el medio ambiente». «No hay que crear falsas contradicciones, hay que integrar ambos caminos: la igualdad social y la defensa del ambiente, porque las grandes tragedias ambientales las pagan los pobres», sostuvo. «Lo que impide de que los gobiernos son estas cosas y que solo se protegen biene individuales y no los colectivos. Hay que agregar las condiciones de emergencia, que cuando ocurre se deja de lado todo lo otro. Siempre se acusó a Argentina por su doctrina de la emergencia, que se transformó en regla, y bajo esa doctrina se dejaron de lado derechos laborales, ambientales. Todo. Se fue recuperando cierta normalidad, pero los países centrales, cuando tuvieron ahora crisis económica, se retiraron de todos los tratados ambientales. Pasó con Canadá, que era un modelo», dijo. «No hay país del mundo que no tenga un conflicto ambiental», apuntó Lorenzetti. Y concluyó: «La humanidad van adonde luchan los jóvenes, por estas causas que no son por el poder, sino por causas específicas que tienen que ver con el entusiasmo de luchar por algo. Esto es importantísimo el caudal de utopías que hay que encausarlo y aprovecharlo para que tengamos un mundo mejor. Por ahí pasa la gobernabilidad del futuro, que en fondo es una cuestión ética. Nos ocupamos de nuestro paso transitorio pero no debemos dejar de tener preocupaciones comunes por estas causas».]]>