«En julio se inaugura la guardia del nuevo Hospital de Ituzaingó», prometían funcionarios, en campaña, ante de las PASO. Sin embargo, el edificio no se inauguró, y sigue en obra con fondos del PAMI sospechados de haber sido malversados. La verdadera sala municipal, en tanto, da pena.
El proyecto de un hospital propio tomó forma cuando el municipio compró en un remate parte del predio donde comenzó a edificarse el Hospital del PAMI. En los noventa se había especulado con un nosocomio público en La Torcaza; después, en el triángulo de José M. Paz, Colectora y Salinas.
La piedra fundamental se ubicó en diciembre de 2003, tras el triunfo del ex gobernador Felipe Solá, quien se comprometió a financiar esta obra. Desde entonces (y durante tres mandatos), el intendente Alberto Descalzo vende un nosocomio que no tiene, ni administrará, en desmedro del viejo hospitalito de la calle Brandsen, que todavía conserva el nombre de «Sala de Atención Primaria Ramón Carrillo», lo cual revela el verdadero sistema de Salud que ha tenido la comuna bajo este, el único gobierno de su historia, desde su autonomía en 1995, cuando se desprendió del viejo Morón.
Durante años el gobierno local inventó proyectos sin fondos. Pero la idea se reflotó con el anuncio del Gobierno nacional de los Hospitales del Bicentenario, que se construirán con lo recaudado por las retenciones de la famosa pero trunca «Resolución 125», en plena batalla de CFK con el Agro.
La ley naufragó en el Congreso y el Gobierno mandó al PAMI a construirlos. De entrada, se sabía que la intención era traspasarlos después a las provincias para que se hagan cargo del personal y de sus servicios. Pero esto no fue rubricado por la Legislatura Bonaerense porque la oposición observó que esto sería ilegal. El kirchnerismo no se animó a poner el gancho solo y retiró el proyecto. Es que por la Ley que reformó el PAMI en el 2002 sus fondos son «intangibles» e indelegables. La Justicia puso el ojo en el uso de sus recursos. Y le tomó indagatoria a su titular, Luciano Di Césare.
En este contexto, el Hospital del PAMI de la calle Brandsen no puso ser inaugurado ni siquiera para la foto, ni siquiera parcialmente, como soñaban las autoridades locales, que lo publicitan en cartillas que llegan a los contribuyentes como si fuera una obra y un edificio propio de la gestión. Ni una cosa ni la otra. Que quede claro: el único hospital que tiene la Municipalidad está en el viejo edificio cuasi vacío de Brandsen 3859.
El Hospital del PAMI sería realmente una bendición para los jubilados, que se entienda. Es que los prestadores de la mayor obra social del país no se caracterizan por su buen servicio. Es más, cuando una clínica empieza a invertir, caso la «Agüero» de Morón, el PAMI acepta reubicar a sus pacientes por hospitales públicos de la zona. Por eso hay jubilados de Ituzaingó que ahora capitan en el Hospitalito o en la Clinica Provincial de Merlo.
Algunos afiliados llegan a protestar administrativamente. «Cómo voy a ir a atenderme en el Hospitalito, que no tiene nada, ni siquiera una unidad coronaria, cuando estoy operado del corazón?», se quejó un vecino a este medio. A muchos les consta que poco y nada ofrece esa unidad sanitaria. A la misma altura se ubica el servicio de emergencias municipal, que tampoco tiene unidad coronaria. El hospitalito no tiene siquiera desfibrilador.
Un hospital de alta complejidad y de la envergadura del que hace el PAMI sería un gran beneficio para atención de los adultos mayores, siempre y cuando no se quiera transformar en un «materno», como vendió el municipio desde un principio, debido a que en 20 años no fue capaz de construir uno propio. En Hurlingham, cuyo intendente está al borde de jubilarse, se hicieron dos hospitales en esta década: un materno y otro de ojos.
El mayor problema que enfrenta hoy el PAMI es cómo hacer frente a ocho hospitales, gigantes y de alta complejidad, que están en obra, cuando apenas puede sostener el (mal) servicio de hoy día presta entre hospitales y clínicas. La idea original era traspasarlos, pero las denuncias lo ha frenado.
Son varias las causas contra Di Césare. Hacia fines del año pasado el juez federal Claudio Bonadio allanó la sede central del Programa de Atención Médica Integral, en busca de documentos en la investigación de la construcción de hospitales del Bicentenario con dinero del organismo. Dos están en Entre Ríos y el resto en la Provincia de Buenos Aires. La acción comenzó tras una denuncia del fiscal federal Carlos Stornelli.
La causa se suma a la de toma de Letras del Tesoro (LETE) por parte del PAMI por «2.300 millones de pesos”, por lo que Di Césare declaró esta semana, y a la incorporación de planta política. La gestión duplicó en siete años la cantidad de empleados: Pasó de 10.700 a poco más de 20 mil.
Al final del mando de CFK, y de la cuarta gestión de Descalzo, las incógnitas continúan. Se habla de una gestión «tripartita» en el Hospital del Bicentenario, que debería gestionar la Obra Social de los Jubilados. Su apertura sería el primer parto, en un edificio público, en la historia de la comuna.