Justo cuando el Gobierno de Mauricio Macri auspiciaba la reanudación del proyecto para soterrar el ramal Sarmiento, la investigación por las coimas en Petrobras volvieron a salpicar a la empresa y al banco brasileros que se encargarán tanto de la ejecución como del financiamiento de la obra.
Los lazos entre la administración del ex presidente Lula Da Silva, quien ayer fue llevado a declarar por la mega causa Petrobras, y los gobiernoes de Néstor y Cristina Kirchner, tienen a dos ex funcionarios K en la mira: Julio De Vido y Ricardo Jaime, que ya tiene dos condenas, por dádivas y por defraudación y estrago doloso (Tragedia de Once) y va camino a juicio por sustracción de documentación y por enriquecimiento ilícito.
La Justicia Federal de Brasil descubrió sospechosos gastos realizados por dos de las constructoras implicadas en la red de coimas de la compañía estatal Petrobras. Se trata de OAS y Odebrecht. Esta última es parte del consorcio de empresas que tiene concesionada la obra del soterramiento del ramal Sarmiento, que fuera licitada en 2006 y adjudicada recién en 2008, bajo los mismos funcionarios aunque en gestiones distintas (Néstor primero y Cristina Kirchner después).
El ex secretario de Transporte kirchnerista Ricardo Jaime y su ex asesor Manuel Vázquez quedaron en la mira de la Justicia de Brasil el año pasado por el supuesto cobro de una coima para favorecer a Odebrecht, que venía siendo investigada por el caso de coimas conocido como «Lava Jato».
Sí que tenés Banca
En los primeros años del kirchnerismo, desde Brasil llegaron empresas con financiamiento de la banca de desarrollo brasileña, a tasas de interés mucho más bajas que el promedio de la región. Así empezó a funcionar la rueda del Bndes. El caso Skanska fue uno de los primeros en los que salió a la luz la operatoria. El banco de desarrollo fue el financista de la obra, que tuvo un costo de alrededor de 310 millones de dólares, y por el que se investigó un sobreprecio de alrededor de 17 millones.
Según declaraciones del arrepentido ex director del área internacional de Petrobras Néstor Cerveró, en 2006 el entonces superministro De Vido presionó a nombre del gobierno de Néstor Kirchner para que la petrolera brasileña vendiera a las argentinas Enarsa y Electroingeniería su participación en la empresa de transmisión de energía Transener, adquirida por Petrobras en 2002 con la compra de Pérez Companc.
En noviembre, el juez federal brasileño Sergio Moro, que conduce los procesos por corrupción en Petrobras, detuvo al empresario ganadero José Carlos Bumlai, quien mantiene desde hace años una fluida amistad con el ex presidente Lula, quien está sospechado de intermediar coimas por parte del hacendado, en un contrato de provisión de un buque–sonda para la petrolera estatal. En ese momento Moro aclaró que no tenía pruebas contra el jefe del PT.
No obstante, los fiscales afirmaron que un crédito obtenido por Bumlai de parte del banco privado Schahin podría haber sido transferido al Partido de los Trabajadores (PT), para financiar campañas. Los de la operación Lava Jato dijeron, también, que sospechan de préstamos recibidos por el hacendado brasileño de parte del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social. Uno de esas líneas de financiación fue otorgada en 2005 por unos US$ 30 millones, al cambio de la época. Un segundo crédito fue concedido por el BNDES en 2008 y sería del orden de los US$ 170 millones.
Se calcula que desde 2003 por lo menos unos 2000 millones de dólares fueron desviados de Petrobras por un esquema a través del cual directivos de la petrolera estatal y políticos oficialistas cobraban sobrefacturación y sobornos a grandes empresas que querían cerrar contratos con aquella compañía.
Fuentes: La Nación, Clarín e Infobae