Sin perdón, ni olvido: Nora Cortiñas acusó a Obama de ser el «representante de la muerte»

La madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, Nora Cortiñas, renovó hoy su cuestionamiento a la visita al país del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al definirlo como «representante de la muerte». La militante de DDHH de Castelar escribió también una carta pública crítica del Gobierno.

Cortiñas aseguró que es una «provocación» la visita de Estado al Parque de la Memoria, al insistir con que la nación norteamericana «inició acá el terrorismo de Estado». De nada sirvieron los gestos de autocrítica de Obama, ni el anuncio de la apartura de archivos vinculados con la Dictadura Militar.

«(Obama) es representante ahora de la muerte. En la actualidad, tienen (la prisión de) Guantánamo que no lo terminan de desarmar, ese lugar tan trágico para nuestra América Latina; no terminaron con el bloqueo a Cuba; siguen bombardeando países, Siria y otros; y siguen en combinación con Israel matando palestinos todos los días», enfatizó Cortiñas.

Nora sostuvo que «esta visita es inoportuna, es un acto fallido, se presenta como una provocación venir hoy ir justamente el día 24 (de marzo) al Parque de la Memoria».

Cortiñas no formó parte del staff kirhnerista, ni pidió votar por el FPV en las elecciones de 2015. Incluso en su distrito había pasado a un segundo plano. No se podrá decir que esté ligada de ningún modo al modelo anterior, al que culpó por la Tragedia de Once, y al que le recriminó no ser decirle qué pasó con su hijo, Gustavo. Sin embargo, es notable como ahora es solicitada a menudo para acompañar diferentes tipo de protestas contra el Gobierno. Tampoco Cambiemos hizo mucho para buscar su consejo. El único plano institucional que la encontró fue una visita a María Eugenia Vidal en el marco de la Comisión Provincial por la Memoria, que casualmente la incorporó a fines del año pasado, sobre el final de la era K.

Este es el texto completo de la carta difundida hoy:

«Desde hace 40 años, todos los días salimos a buscar la verdad, por los 30 mil desaparecidos y porque necesitamos saber a quiénes les entregaron los bebés secuestrados de las madres que tuvieron cautivas. Desde ahí, iniciamos nuestra lucha. Y desde ahí, la continuamos.

Pero con este nuevo gobierno, hemos retrocedido 30 años.

Deben recapacitar. El pueblo, nuestro pueblo, este pueblo que luchó tanto por la Justicia, para que la Memoria pudiera perdurar, ya sufrió en sólo 100 días la desarticulación de los espacios de reflexión e investigación, como síntoma de una total indiferencia por la defensa de los Derechos Humanos. Por las conquistas que hemos alcanzado en este camino, como los juicios a los genocidas o la apertura de los centros de tortura, de ningún modo nos merecemos este desprecio, ni que banalicen nuestra lucha, porque hemos sido nosotros quienes sufrimos las verdaderas consecuencias del terrorismo de Estado. Hasta hoy.

A 40 años, este 24 de marzo de 2016, volvemos a gritar con todas nuestras gargantas que las prácticas de la dictadura aún están presentes en las Fuerzas de Seguridad, tal como lo demuestra el caso Luciano Arruga, torturado en una comisaría de La Matanza. O el accionar de la Gendarmería reprimiendo criaturas de una murga. Pues todas esas Fuerzas son las que incuban la inseguridad. Y no, no son cuatro locos que tiran: son muchos más y tienen la orden de hacerlo. Entonces, cuando se ponga en práctica definitivamente ese Protocolo de Seguridad, que viene a intensificar la Ley Antiterrorista del gobierno anterior, ¿qué será de nosotros?

Eso sí, la memoria está intacta. Mi hijo, Gustavo, tenía 17 años cuando empezó a militar en la Villa 31, tras los pasos de Carlos Mugica, donde los vecinos lo llamaban “Pedrito”. Quería trabajar por el pueblo. Y lo hizo, hasta el día que asesinaron al Padre. Después, pasó a militar en una unidad básica de la Juventud Peronista en Morón, hasta los últimos años, cuando formó parte de Montoneros, porque compartía una ilusión con muchos compañeros: la Justicia social. Y entonces, a 40 años, este 24 de marzo de 2016, también volvemos a gritar con todas nuestras gargantas que aún están vivos los ideales de los desaparecidos, en la villa, en el recuerdo de Gustavo y en el eco de todas esas voces, que ahora gritan presente.

Ahora y siempre.»