El duhaldismo también recurre a Lavagna y aspira a romper la construcción electoral de un peronismo alternativo

El resurgimiento del nombre de ex ministro Roberto Lavagna como posible candidato presidencial de un sector del peronismo cuenta ahora con el respaldo del ex presidente Eduardo Duhalde, quien lo ubicó como posible artífice de una «unidad» que parece lejana en lo electoral.

Por lo pronto, la exdiputada Marina Cassese, quien fue candidata por la lista del exministro de Economía en 2007, volvió a considerarlo como «prenda de unidad» en el peronismo. Tras un paso por el massismo (consideró el acto de Mar del Plata como «un actito»), la ex concejal de Morón asesora la gestión municipal de Juan Zabaleta, junto a quien ya había compartido bloque y militado en la década del ’90.

«Cristina me envió un mensaje, me dijo que no veía mal lo de Lavagna», aseguró ayer el exgobernador Duhalde, durante una entrevista de La Nación. «El candidato presidencial es Roberto Lavagna», sostuvo y aventuró que existen «todas» las posibilidades de que se presente aún sin partido. Por ahora nadie lo convocó.

Por ahora esa jugada es incierta y no parece moverle el piso la incipiente Alternativa Federal, que ya tuvo una foto con el exministro de Economía. Ese sector está parado en la esquina diagonal a Unidad Ciudadana y sin posibilidades de acuerdo electoral.

El PJ bonaerense el que impulsa un «frente patriótico», con el que también están de acuerdo los massistas que aún no escaparon de ese espacio y no ven con malos ojos ir a una interna en vez de una derrota segura. Lo señaló así el concejal y precandidato en Morón Martín Marinucci.

Lavagna fue candidato a Presidente contra Cristina Kirchner en 2007, cuando ya no era ministro y el modelo económico necesitaba de arreglos. Se fue del Ministerio denunciando la cartelización de la obra pública. Tiene llegada a diferentes sectores, pero no tiene carisma político. Lo demostró cuando estuvo de campaña. No parecía muy entusiasmado cuando se detuvo en Morón, aún cuando tenía pasada allí.

Su candidatura fue un bluff. Ni bien perdió se mostró con el expresidente Néstor Kirchner, desarmando el precario acuerdo que tenía con la UCR. Hoy no parece muy distinto. Es recordado por una etapa de crecimiento económico e inteligencia fiscal. No es comparable con lo que dejaron Boudou, Lorenzino y Kiciloff, pero tampoco fue el encargado de hacer el trabajo sucio. La salida de la convertibilidad estuvo a cargo de Remes Lenicov, de quien nadie se acuerda bien. Aquella transición fue traumática pero contó con acuerdo de gobernadores y establishment.