Un grupo de rescatistas de animales trasladaron a pie a un burro que había sido retenido a sus dueños en Rafael Castillo

Una vecina de Morón e integrante del colectivo «Rescatistas Unidos Zona Oeste» caminó 7 kilómetros desde Rafael Castillo hasta Castelar para salvarle la vida a un burro que había sido abandonado en esa localidad.

El viernes 23 de agosto, Claudia Favano regresaba del campo de Ezeiza donde encontraron más de 400 caballos acopiados y 25 muertos, cuando recibió una alerta: un burro maltratado y retenido a un carrero necesitaba ayuda.

Fue rescatado, pero al día siguiente había que llevarlo a un lugar seguro. Y como no tenía el dinero para que se hiciera el traslado caminó al lado del animal más de 7 kilómetros para ponerlo a salvo.

«Nos informaron que había un burro en una comisaría de la localidad de Rafael Castillo, en La Matanza, y enseguida se movieron las proteccionistas de la zona. Una mujer policía vio cómo un hombre lo obligaban a tirar de un carro más allá de sus fuerza y en muy mal estado, pero además en ese carro había un niño, entonces la oficial actuó de oficio», contó Claudia al portal de Infobae.

El burro —al que bautizaron Platero—quedó en la comisaría de Castillo a la espera de un veterinario que certificara su estado de salud y de una abogada que hiciera valer la Ley de 14.346.

El informe, en parte, decía que el burro tenía las patas lastimadas por las herraduras gastadas y chicas. «Si hubiera pisado un clavo corría riesgo de contraer tétanos», dijo Favano y agregó: «Después de varias horas, recién a la medianoche, le dieron la tenencia a una de las proteccionistas que estaba con él».

Esa noche de rescate, Platero la pasó en el patio de su rescatista. Recibió atención veterinaria y los estudios confirmaron que la prueba de anemia era negativa, pero la buena nueva se opacó cuando las mujeres supieron que el burro debía seguir camino a su nuevo hogar, en Luján.

La distancia, el horario en que llegó la orden de tenencia (cerca de la medianoche) y la falta de dinero hicieron que Claudia tomara una decisión.

Posted by Rescatistas Unidos Zona Oeste on Friday, August 30, 2019

 

«Platero estaba en una zona caliente, donde hay mucho cuatrerismo por lo que era necesario trasladarlo urgente. No conseguimos el batán así que decidí tomar una soga, atarlo, taparlo con una sábana y empezar a caminar con él. Con la ayuda de dos compañeras que iban custodiando a los costados en sus camionetas lo llevamos desde Rafael Castillo hasta Castelar», resumió.

«Caminamos en lo que llamamos ‘zona caliente’ porque hay muchas personas que usan carros con caballos, por eso caminar por ahí con un caballo o un burro es igual que hacerlo en otro barrio con una moto», compara al contar que unió a pie las localidades de Rafael Castillo —La Matanza— y el sur de Castelar.

«El trayecto de La Matanza lo hicimos custodiados por las camionetas que iban a los costados. Ya en Morón, lo hizo la policía», explicó y asumió el peligro: «Íbamos con cuidado. Junto a otras proteccionistas impedimos que nos robaran el burro porque, además, quedamos como depositarias y al estar judicializado encima podríamos tener graves problemas».

Hace cinco años, Claudia comenzó a rescatar caballos. «Yo estaba en Morón y vi pasar un carro con una yegüita que cargaba una bañera de loza. La vi muy rara, mal. Entonces conté en mi Facebook esa situación, era de noche y me dormí. Al despertar abro la cuenta y veo que mucha gente había comentado lo que escribí; así me di cuenta de que muchas personas amaban a los caballos igual que yo. De ahí se formó un grupo rescate y de más tarde nació Rescatistas Unidos Zona Oeste».

Ese grupo fue integrado por 10 mujeres que iniciaron los primeros rescates en la zona y avanzaron con el objetivo de pelear contra la tracción a sangre. «Logramos hacer muchas cosas, entre ellas, hablar con las autoridades de los municipios de Morón, Hurlingham y Tres de Febrero para pedirles colaboración ante los casos de maltrato animal. Cuando alguno sucede, nos llaman», revela.

Rescatistas también brinda charlas en escuelas primarias y secundarias donde explican la problemática que atraviesan los animales en la zona. Pronto las extenderán a los jardines de infantes ya que consideran que serán esas niñas y niños quienes cambiarán el mundo y la relación con los animales.