Con la premisa de que «sin educación no hay futuro», la Sociedad de Fomento Federal del Oeste (Rawson 1123, Morón) ofreció hoy sus instalaciones a los chicos que no tienen computadoras o conectividad en sus casas para seguir las clases virtuales, en el caso de que las brinden sus docentes.
«No queremos que los chicos pierdan un día más de clases. Por eso ponemos a disposición de los niños y niñas del barrio nuestros equipos digitales, conectividad, salones adecuados y todos los protocolos para que aquellos chicos que no tienen WiFi o equipos puedan tener sus clases virtudes», anunció en las redes sociales el presidente de la entidad, Cristian «Chapu» Martínez.

En Facebook están los teléfonos para comunicarse (2198-3569). Espacio y máquinas hay de sobra. Es que allí se fundó hace unos años una sede de «Potrero Digital», el sueño del cineasta Juan José Campanella que empezó a tomar cuerpo en La Matanza en 2018, junto a la cooperativa La Juanita y la SFFO. «PD» busca acortar la brecha entre los chicos que tienen acceso a los conocimientos del mundo de las computadoras y oficios digitales, y los que no.
El «Potrero» había vuelto a funcionar en forma presencial en marzo en su sede de Morón, pero el retorno a fase 3 le impidió seguir. Ahora, en rigor, el GBA está en «Fase 2», por lo que no podrían funcionar ningún tipo de establecimiento público, como tampoco las reuniones sociales, los lavaderos o los gimnasios. Menos aún los clubes. Pero todo sigue abierto, al menos de día. Nadie controla en el Conurbano, ni se hace cargo del costo de volver a la cuarentena. Por eso la escuela, que depende de la Gobernación, es casi lo único que realmente se cerró con candado, independientemente del DNU de Alberto.
La SFFO espera cumplir con un cupo muy limitado y propone los mismos protocolos de cualquier salón (termómetro digital, distanciamiento, alcohol en gel y ventilación) con la diferencia que sólo dejaría pasar «hasta 5 chicos por turno».
«En una escuela son cientos, es distinto el contacto. Podemos poner máximo dos chicos, cinco por salón. Como las clases virtuales son a distinto horario, no tenés 20 chicos al mismo tiempo», explica Martínez y lamenta el cierre de Potrero.

«Había 40 chicos que hacían robótica y cursos pero eso ahora está cerrado. Queremos al menos que los pibes que no tienen clases pueda hacer zoom tranquilo -dice-. Podemos disponer de hasta 5 chicos por salón (10 en total) con lugares ventilados. A las 19 tenemos que cerrar. Y abrimos a las 9. En la escuela pública no todos tienen PC y WiFi. Tratamos de llegar al excluido digital».
Después de un año de pandemia, la escuela está sin clases presenciales y no mejor organizada que antes en el sector público. «Deberían tener dos o tres turnos. Pero tendrían que abrir. Que tengan aunque sea una materia por día para no estar abarrotada. No me meto en si las clases están bien o mal. Apunto al pibe que no tiene conexión. En este momento, hay vecinos que no tienen cómo aprender», sostiene Martínez, que no es la primera vez que ofrece ayuda.
A fines de marzo se hizo cargo de arreglar el techo de la escuela Primaria 31 de El Palomar, que se llovía por falta de mantenimiento. En ese momento permitió que siguieran con las clases, tras dos semanas lluviosas. «Desde nuestro humilde lugar realizamos mantenimiento de limpieza de canaletas, etc. Seguimos trabajando por y para los vecinos, aportando nuestro pequeño granito de arena», apuntó el titular de la SFFO y del partido MSR de Morón.
