Facundo Hambra: Falleció el repartidor que había sido baleado en la cabeza en enero, cerca de la estación Ituzaingó

Facundo Hambra, el repartidor que había sido baleado en la cabeza en la noche del 18 de enero cuando bajaba de su moto para entregar un pedido en Ituzaingó, falleció este miércoles luego de varios meses de asistencia médica.

El joven hincha del Club Ituzaingó había sido trasladado al sanatorio Güemes, donde permanecía con secuelas irreversibles, consecuencia del disparo que recibió a quemarropa por parte de un joven que descendió desde una moto y directamente lo ejecutó. Aunque sobrevivió todos estos meses, el casco no evitó que la víctima sufriera un daño neurológico muy severo.

El hecho de inseguridad mereció varias marchas, por parte de familiares, amigos, vecinos y colegas de delivery, que denunciaban su estado de indefensión en las calles. La causa penal, por otro lado, fue sumando detenidos.

Dos tienen prisión preventiva: Se trata de Jorge Paniagua, quien fue detenido en Merlo, y Alexander Urbano (21), alias ‘Carucha’, a quien le incautaron una pistola semiautomática Bersa calibre .22 sin numeración y con seis proyectiles en su recámara, que es con la que le dispararon al trabajador.

Si bien no descartan la hipótesis del intento de robo, los investigadores creen que el móvil del hecho fue una venganza por un «escrache» en una vivienda de Castelar Sur realizado por Hambra y sus amigos, cuando intentaron recuperar una motocicleta robada por dos delincuentes que se dieron a la fuga.

«Mi primer amor💝mi primer ahijado», lo despidió esta tarde Flavia Hambra, tía de la víctima, en su cuenta de Facebook, desde la cual convocó a varias marchas por seguridad después de la internación de su sobrino. «¿Cómo seguir? si creíamos en esa palabra llamada MILAGRO era nuestro comodín, y vos q ponías todas las garras para seguir viviendo. Hoy más que nunca te juro que se va a hacer Justicia por vos», publicó la madrina de Facundo.

La víctima sufrió distintas descompensaciones en los últimos días hasta que finalmente colapsó. La familia comenzó así el duelo por el «milagro» que no se dio.

«Facundo nunca recuperó la consciencia. Era muy difícil. Cada día que pasaba morían más neuronas en su cabeza», reflexiona Flavia. La familia no puede bajar los brazos tampoco. «Ya pasaron tres días y no nos entregaron el cuerpo», advierten. La pandemia tampoco ayuda. Sólo les resta poder despedirse y que la Justicia mande a cárcel a los sospechosos.