Crimen en Ramos Mejía: El detenido se negó a declarar y la Policía terminó con represión la marcha de los vecinos

El acusado de asesinar de cuatro disparos al quiosquero Roberto Sabo (48), durante un asalto cometido este domingo en la localidad de Ramos Mejía, se a declarar ayer ante el fiscal que investiga la causa. Mientras la calle ardía en reclamos de Justicia y seguridad, el acusado pidió que no le den prisión perpetua».

Se trata de Leandro Daniel Suárez (29), un joven que estuvo casi seis años preso por robo y hurto y recuperó la libertad en agosto de 2020, y a quien ahora le imputaron el «homicidio agravado» (prevé la pena máxima) del comerciante.

«Por favor, no me pidan la prisión perpetua. Me quiero morir», fueron las palabras que utilizó el acusado, según una fuente de la investigación, en su indagatoria ante el fiscal Federico Medone, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Homicidios de La Matanza.

Voceros judiciales informaron que Suárez fue imputado del «homicidio agravado criminis causa, por el uso de arma de fuego» de Sabo (45) y también de «robo calificado -dos hechos-, hurto de vehículo, portación ilegal de arma de fuego de uso civil, portación ilegal de arma de guerra», todo ello agravado por la «participación de un menor de edad».

Los mismos informantes señalaron a Télam que, tras negarse a declarar, el juez de Garantías 5 de La Matanza, Gustavo Banco, ordenó que el acusado siga formalmente detenido por todos esos delitos mientras se resuelve su situación procesal.

A su vez, la jefa de todos los fiscales de La Matanza, la fiscal general Patricia Ochoa, indicó que en la ficha de antecedentes de Suárez figura una condena del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 8 porteño de cinco años y diez meses de prisión por «hurto con escalamiento en grado de tentativa y robo agravado por el uso de arma», y que salió de la cárcel con «pena cumplida».

En ese sentido, fuentes policiales informaron a Télam que, por esa causa, Suárez ingresó a una prisión del Servicio Penitenciario Federal (SPF) el 16 de noviembre de 2014 y egresó el 13 de agosto de 2020. Sin embargo, los investigadores aguardan para las próximas horas la certificación de esos antecedentes.

Los pesquisas también esperan los resultados de la autopsia al cuerpo de Sabo, quien presentaba al menos seis orificios de bala en la zona del cuello y tórax.

Al respecto, la fiscal Ochoa detalló que en poder del acusado se secuestraron una pistola .765 semiautomática con la «numeración suprimida» y un revólver Italo calibre .22, con el que se cree disparó contra el comerciante.

Por su parte, la adolescente de 15 años aprehendida junto a Suárez quedó a disposición del fiscal Pablo Insúa, del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil del mismo Departamento Judicial.

A pedido del fiscal, el juez de garantías del Joven, Gustavo Indovino, dispuso que la chica quede alojada en el Instituto Centro de Admisión y Derivación de Jóvenes de San Martín como medida de seguridad ya que, por su edad, es inimputable y se le aplica un encierro preventivo por cuestiones de peligrosidad.

«Lo de ayer no fue una cuestión policial, la policía los detuvo, un policía forcejeó con el delincuente, pasaba por ahí. Se los detuvo, es decir, que no es una cuestión policial en este caso», dijo esta mañana en declaraciones a radio La Red, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, quien anoche estuvo en la comisaría de Ramos Mejía en momentos en que vecinos se manifestaban en el lugar en reclamo de justicia.

El funcionario recordó que no bien se enteró del crimen del comerciante lo primero que pensó fue que el detenido tenía antecedentes: «Y sí, es una persona que estuvo presa de 2014 a 2020, con antecedentes por robo agravado, que sale de la cárcel sin resocialización, sin seguimiento del patronato de liberados, con una menor».

Para Berni, hay que «leer sus antecedentes como si se leyera la historia clínica» y ver que «es el mismo patrón: totalmente fuera del sistema, sin control, sin educación, sin perspectiva de trabajo. Es un fenómeno extremadamente complejo».

Marcha y represión

Anoche, la marcha por seguridad en La Matanza alcanzó otro nivel de tensión cuando los efectivos lanzaron gases lacrimógenos para frenar el avance de algunos vecinos que querían llegar a la comisaría 2° de Ramos Mejía.

Tras la llegada de los familiares al kiosco cerca de las 19, donde se produjo el crimen, la masa de manifestantes caminó las tres cuadras que separan el negocio de la comisaría con cánticos y aplausos, hasta llegar al fuerte e impenetrable vallado dispuesto.

En Avenida de Mayo y Chacabuco, quienes iban adelante en la movilización se trenzaron en un forcejeo intenso con los uniformados, de chaleco, escudo y casco. Algunos de las personas que protestaban lograron incluso quitar un par de vallas.

Tres minutos después y ante la presión de los manifestantes al frente y pegados al vallado, la policía comenzó a efectuar disparos disuatorios para intentar que retrocedan.

Luego de la dispersión de las personas, se registró la quema de un contenedor, aunque la protesta se mantuvo en las inmediaciones. En diferentes momentos de la protesta se escucharon con fuerza los insultos hacia el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, y hacia el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza. Reclamaron la renuncia de ambos.

Padre Sabo, el padre de Roberto, llegó al kiosco ubicado en la esquina de Avenida de Mayo y Tacuarí, minutos antes de las 19. En ese momento una multitud de unas 3000 personas comenzó a movilizarse.

Entre lágrimas, Pedro se presentó a la marcha con los vecinos, quienes lo recibieron entre besos y abrazos. “Quiero justicia, quiero pena de muerte para los chorros. Quiero que me devuelven a mis hijos, quiero que se encarguen de la seguridad”, dijo, con la voz quebrada.

Y agregó: “Saquen a esta manga de delincuentes, a estos kirchneristas que desde que vinieron al gobierno pudrieron toda la juventud”.

Minutos después de las 18, agentes de la fuerza policial de la Provincia valló los alrededores del a Comisaria 2da, donde anoche también se dio una improvisada manifestación por el crimen de Sabo que culminó con un fuerte cruce con el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. Cuando llegó el titular de la cartera, la gente reaccionó con gritos e indignación. Y lo increparon. “Sorete”; “Asesino”; “Vende Patria”, fueron algunos de los insultos de aquellos que reclamaban “Justicia” en el lugar.

El crimen

Sabo fue asesinado el domingo por la tarde, durante un asalto en su comercio situado en Avenida de Mayo y Alvarado, en la zona comercial de Ramos Mejía, partido de La Matanza, en el sudoeste del conurbano.

Un testigo alertó a la Policía cuando el asesino salió del local y se fugó con su cómplice en un Ford Focus negro que le robaron a un remisero que los había llevado hasta el lugar.

En medio de la huida, los dos delincuentes chocaron contra un árbol, tras lo cual ingresaron a un supermercado con la intención de simular unas compras y cambiarse la vestimenta para no ser reconocidos. Luego, ambos huyeron en una moto robada a un repartidor, aunque fueron detenidos por efectivos de la comisaría 2da. de Ramos Mejía en Avenida de Mayo y Rivadavia.

El domingo por la tarde, tras conocerse el crimen del comerciante, un grupo de vecinos se concentró frente a la comisaría de Ramos Mejía para pedir justicia y más seguridad en la zona y la movilización continuó hasta la noche.

Por su parte, Pedro Sabo, padre de Roberto, aseguró que «le arruinaron la vida» a él y a su familia, y pidió que los delincuentes «no salgan más».