El 24M en el HCD de Morón: Las chicanas, la reivindicación del exintendente G. Silva y el reclamo de una sobreviviente

El Concejo Deliberante de Morón realizó su propio homenaje en el Día de la Memoria y, por supuesto, las chicanas políticas volvieron a florecer, en una sesión extraordinaria caliente pero que sólo en Democracia se podría dar en términos tan civilizadamente políticos. La tradición comenzó hace casi dos décadas, tras la inauguración de la Casa de la Memoria y la Vida (gestión Sabbatella), en el predio polideportivo donde funcionaba la tristemente célebre Mansión Seré, cuyos restos hoy pueden visitarte como un museo de la Memoria.

Pero la memoria, escrita por seres humanos, funcionarios, políticos, suele ser selectiva. Así comenzó el debate.

Vanina Moro, concejal del FdT, referente del Movimiento Evita, reivindicó ese predio como un «punto de encuentro», como la vida de los desaparecidos: «Esta banca es producto de la militancia de los años 70», advirtió.

«La Dictadura fue un quiebre. Nuestro destino hubiera sido otro con nuestros compañeros al frente de los sindicatos, de los medios de comunicación. Y estarían hoy en la misma verada de los que enfrentan a los poderosos», dijo.

Su compañera de bancada, Daniela Burgos, borró de la historia al alfonsinismo, al decir que recién «en 2003 pudimos avanzar con las causas de DDHH. Recién en 2004 un presidente pidió perdón por los delitos del Estado».

Su relato fue seguido del radical Rolando Moretto, quien ponderó «la importancia del juicio a las Juntas». «Fuimos el único país que lo hizo mientras los militares tenían poder. Esa acción, no convirtió a Alfonsín en dueño de la bandera de los DDHH. Tampoco los hay ahora. Es de la sociedad. La CONADEP fue creada el 15 de diciembre de 1983 para investigar el terrorismo de Estado durante el Proceso militar», recordó el abogado.

Por fue el jefe del bloque de Juntos, Francisco Mones Ruiz (ex director de DDHH durante la gestión de Tagliaferro en Morón y exjefe de Gabinete del exsecretario de DDHH de la Provincia, Santiago Cantón), quien fue preparado para confrontar con el kirchnerismo: Tenía en su poder un volante repartido por el Municipio donde se acusaba la exintendente radical Norberto García Silva (1983-87) de querer borrar la historia al demoler los restos de la Mansión Seré, destruida por la Fuerza Aérea antes del regreso de la Democracia.

En plena Dictadura, recordó, «los que salían a defender vidas eran muy pocos: Fidel Manisse (PJ), Marcos Di Caprio (UCR), Martín Gutiérrez (por la izquierda) en Morón. Manisse y Di Caprio eran socios en un estudio jurídico y se reunían para entablar estrategias. Y ahí estaba García Silva», lo recordó Ruiz. Y agregó: «Con los responsables en los cuarteles, Silva logró recuperar este predio en un convenio que le dio al municipio los papeles. Sin eso, hoy no estaríamos acá. Lo que quedaba de Mansión era un peligro y fue demolida. Intentar mirar eso con el cristal de hoy día respecto a la conservación de sitios, está fuera de contexto. Nada de lo que hizo tuvo que ver con el olvido: Fue el primer acto de resignificación de este espacio».

«Donde ayer hubo tinieblas, debe brotar vida», había dicho Silva en la inauguración del polideportivo Gorki Grana, una leyenda del deporte local. «Los organismos le enviaron una carta pidiendo que la casona no se demoliese hasta tanto se terminaran los procesos. Fue la famosa causa 13 del Juicio a la Juntas. Recién después de que se visitaran los restos, se demolió. En la gestión de Silva se hizo la primera señalización del predio, con la Asamblea permanente por los DDHH. Hoy faltan señalizar muchos sitios», disparó.

Ruiz también calificó a la gestión Vidal como «la mejor en materia de DDHH». La camporista Paula Majdanski le reprochó borrar los pañuelos que la militancia había pintado en 2016, recordó la causa de la «gestaPRO», la pintada en la Casa de la Memoria (que nadie se atribuyó ni a nadie se le puede atribuir en rigor) y hasta defendió la gestión de Insfrán en Formosa por la denuncia del robo de bebés durante la cuarentena.

También intentó sumarse al debate un funcionario (no se escuchó en la transmisión online), a quien Ruiz frenó en seco. Entonces se levantó una sobreviviente de Mansión Seré (ex PJ de Ituzaingó, hoy en La Cámpora) como Zoraida Martín quien, cansada de las chicanas, pidió a todos: «Todo bien. Digan todo el trabajo que hicimos los sobrevivientes. Si no hacíamos fuerza y se hacían los juicios, la Fuerza Aérea no estaba involucrada. Es la quinta vez que declaro en un juicio. Abráncense todos juntos a la causa». Su reclamo no es novedad. No es gratuito no poder cerrar aquella página de vejámenes sufridos en carne propia.

Demasiado dolor para que otros quieran aprovecharlo y sumar votos. La Democracia es mucho más que eso.