El rugbier Tomás Sánchez, excapitán del club Los Matreros de Morón, no podrá jugar por dos años en los torneos de la Unión de Rugby de Buenos Aires, debido a una acción antideportiva en la que lesionó a un rival durante un partido en el que su equipo recibió a Pueyrredón, por la fecha 10 de Primera División de la URBA.
El sábado 11 de junio, a los 22 minutos de partido, Sánchez tackleó a Juan Marsano y ambos quedaron enredados en el suelo mientras el juego seguía desarrollándose. Pero en ese instante el jugador de Los Matreros sujetó la pierna de su rival a la altura de su rodilla para trabarla, girarla y hacer palanca con sus brazos.
Los árbitros no registraron la terrible falta, pero en las imágenes captadas por las cámaras para el compacto televisivo, se pudo ver cómo hacía la llave, y el gesto de dolor de Marsano. Por fortuna, el rugbier no sufrió lesiones ligamentarias. Aunque estuvo algunas fechas sin jugar, consecuencia de aquella acción.
Después del informe que elevó el árbitro del partido jugado en Morón, la URBA abrió de oficio un expediente en el Tribunal de Disciplina para evaluar qué sanción le correspondía a Tomás Sánchez. En varias reuniones, se analizó el video, el informe arbitral y las declaraciones de las partes involucradas en el episodio.
Así, el organismo que regula el deporte en la Provincia lo suspendió por 104 semanas (dos años) de la práctica deportiva. De todas formas, tal como lo contempla el reglamento, seguirá abierta la posibilidad de apelación al fallo, que fue recibido con conformismo por una parte del ambiente del rugby, pero también fue percibido como insuficiente para otra parte que esperaba una sanción más dura.
No es la primera vez que la URBA sanciona de oficio a un jugador que no fue expulsado en la cancha. Cipriano Martínez, pilar de la Intermedia de Pucará, fue inhabilitado por 29 años tras darle una patada en la cara a un jugador de San Albano en 2016. Mientras que Guillermo Mazzoni, un tercera línea de Alumni que le pisó la cabeza a un rival durante un partido con CUBA en 2016, recibió 5 años de sanción por su accionar. Gonzalo Amaya, pilar de Hindú, no pudo jugar por tres años tras pisar a un colega de Regatas en 2002.