A 4 años de la muerte de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, consecuencia de una explosión de gas en la Escuela Primaria N° 49 de Moreno, la intendenta, Mariel Fernández (FdT), gremios docentes y organizaciones de izquierda marcharon de nuevo hoy para pedir justicia, aunque con el mismo absurdo manifiesto político de siempre.
«El abandono al que sometió a la Escuela Pública el Gobierno de María Eugenia Vidal se cobró dos vidas valiosas y de gran aporte en su comunidad, que pudo haberse evitado si la ex Gobernadora hubiese escuchado los reclamos que llevamos desde el SUTEBA en cada reunión paritaria», publicó ese gremio en su portal.
Mezclar todo no es buscar Justicia, sino desviar el asunto central, que tiene una causa judicial que nunca se nombra, y que fue precedida por denuncias de corrupción que generaron la intervención de un Consejo Escolar dominado por La Cámpora.
Varios meses antes del accidente los consejeros de Unidad Ciudadana eran investigados por el desvío de fondos de los comedores. Tras la tragedia, también fue imputada una docente que se había autolesionado para denunciar que había sido secuestrada y torturada en el marco de una protesta que dejó a los chicos de Moreno sin clases durante semanas. En el medio había una bestial envestida contra la gobernadora Vidal.
Ese discurso, que comenzó minutos después de la explosión, sigue vigente, tanto en el peronismo, como en la izquierda. Antes y después del hecho las escuelas públicas dejaban mucho que desear. Lo que cambia, en todo caso, es el lugar en donde se posicionan los gremios: Denuncian cuando son opositores, participan de licitaciones cuando son gobierno. De las escuelas container, de las actuaciones de la Justicia ni hablar.
En 2018 el gasista Cristian Ricobene pagó una fianza de $200 mil que había fijado la Justicia y fue excarcelado. El profesional fue procesado por «homicidio culposo agravado», una figura que prevé de 2 a 5 años de prisión, aunque llegará al juicio en libertad. También fue imputado Sebastián Nasif, interventor del Consejo Escolar de Moreno.
Ricobene admitió que no tenía matrícula para realizar las reparaciones que terminaron con la explosión en la Escuela 49 «Nicolás Avellaneda» que provocó la muerte de la vicedirectora de la institución, Sandra Calamano, y del auxiliar Rubén Rodríguez.
«La vicedirectora me llamó a las 8.06 del día de la explosión. Me dijo que sentía olor a gas y que tenía pensado suspender las clases. Luego de eso se cortó la comunicación. Me subí a la camioneta y fui hasta el lugar. Cuando llegue, a las 8.20, me dijeron que la escuela había explotado y que la vicedirectora se había muerto», sostuvo el gasista en declaraciones periodísticas. Ni si quiera se siente responsable.
Alejandra Colomano, hermana de Sandra, quien advirtió por la parálisis de la causa: “La verdad es que nos parece mentira que haya pasado tanto tiempo y que todavía no se avance en lo que es la causa. La causa de Sandra y Rubén en 2019 pasó a juicio oral pero nunca se le asignó una fecha”, cuestionó durante la jornada.