Se alquila Club Leloir: ¿El fin de un boliche icónico de Ituzaingó o el cambio de cara de un negocio?

La inmobiliaria Aguirre Aventín, con asiento en Moreno, colocó un cartel de «Alquila» sobre la facha del complejo bolichero The Club, que en los últimos seis meses sólo volvió a abrir sus puertas para eventos (y a escondidas) tras la muerte de un joven a una cuadra del establecimiento ubicado sobre Colectora del Acceso Oeste (Pte Perón al 7500 de Villa Udaondo).
Hace apenas unas semanas, los dueños del boliche fueron amenazados con la quita de habilitación, por parte del intendente de Ituzaingó, Pablo Descalzo, quien los responsabilizó por «no cuidar» las adyacencias, desde «el puente de la autopista» hasta la plaza donde se produjo el ataque en banda Ezequiel Altamira (16), quien falleció el 26 de octubre pasado producto de un golpe en la cabeza con una manopla de hierro. No había policías ni llamaron a una ambulancia. Murió mientras dormía en casa de un amigo, con quien había ido a bailar. Según su familia, aquella noche había una fiesta para egresados, pero se abrían las puertas del boliche CoolSite para aprovechar del todo sus instalaciones.
Ese mismo domingo 26 la Justicia realizó un allanamiento y se colocaron fajas de clausura; que quitaron semanas después, previo pago de una multa por venta de alcohol a menores, según trascendió. Lo que no contaron, ni desde el complejo, ni desde el Municipio, es que la empresa siguió vendiendo y haciendo eventos. Algunos en Leloir y otros en el boliche que los dueños la misma empresa (Banol SRL) tienen sobre la Colectora Sur en Paso del Rey, a metros del Puente de Graham Bell. Hoy las redes sociales de The Club y CoolSite redirigen a sus clientes a Believe Moreno.
Este medio publicó, en marzo, que había familias que denunciaban una posible «estafa» del boliche presuntamente clausurado. Incluso hubo clientes que dejaron mensajes muy esclarecedores en Google Maps, sobre la ubicación de CoolSite:
«Se contrató el boliche para una fiesta de egresados para el 25/11/2024, habían clausurado el boliche, luego hablando a la municipalidad nos dijeron que la clausura estaba levantada y que deberían haber hecho la fiesta. Nunca se hizo la misma, nunca la reprogramaron y jamás nos devolvieron el dinero», postó Gabriela Hernández en enero.
El sábado pasado se cumplió medio año de la muerte de Ezequiel. La familia lo recordó con una reunión frente al mural que pintaron en el Barrio Luz y Fuerza de Morón, donde vivía con su mamá. Unos días antes hubo una marcha a la Municipalidad de Ituzaingó, a la que responsabilizan por la falta de seguridad y controles en torno a CoolSite. A esa altura el intendente estaba en una misa, en la Catedral de Morón, por el homenaje al fallecido Papa Francisco.
Descalzo recibió a la familia sólo una vez: fue en diciembre, cuando se presentaron a hacer un escrache en medio de la presentación de patrulleros (ese día el municipio culpó al gobierno de Kicillof por el vacío de funcionarios y policías). Entonces el intendente les prometió que CoolSite no volvería a abrir. Pero se descubrió que no fue tan así. Hace un par de semanas habló por primera vez del tema en público y amenazó con retirarle la habilitación al boliche.
Mucho antes, la querella (también denunció al Municipio) ofreció establecer un «protocolo» para que los locales de esparcimiento nocturno, y el Estado, cumplan con ciertas garantías de funcionamiento. Fue a través de una carta que nunca se contestó. Mario Eiroa, tío de Ezequiel y empleado de la Secretaría de Tránsito de Vicente López, así lo explicó:
«Desde un primer momento dejamos en claro que no estábamos en contra del boliche, pero no entendíamos cómo no se respetaran ciertas normas. Entonces como había mucha presión, decidimos presentarle al municipio un proyecto, para preservar las fuentes del trabajo, basándonos en protocolos, como hacen otros municipio. Si no se puede pagar la seguridad, que no abra. Tiene que generar suficiente como pagar un adicional, que lo cubra el privado».
«Ituzaingó viene a copiar cosas del municipio donde yo trabajo (Vicente López). Entonces propusimos fijar estos protocolos. Es más: nos ofrecimos a controlar nosotros el ingreso de menores y mayores, si el municipio no puede», contó.
Según el tío Eiroa, «los dueños (de The Club Leloir y Lanús) son los mismos que manejaban el icónico «Mall» de Haedo, que supo brillar en la década del ’90 y cerró definitivamente tras la Tragedia de Cromagnón. Al año siguiente se constituyó Banol y se reinauguró Club Leloir, en las instalaciones de lo que «Maybe» la década anterior.
«Este grupo tiene boliches hace décadas y hacen negocios en Zona Oeste. No tienen ningún tipo de control. Ahí donde estaba CoolSite pasaron varias cosas. Ezequiel no fue el primero. Por eso no nos cierra que el intendente diga no se abre más, y que se alquile, para que mañana venga un testaferro y siga haciendo lo mismo. Ahora vamos a prestar atención a Believe, en Moreno, y a lo que venga en Ituzaingó. Está asociados con empresas de transporte y de turismo. Por nuestra presión no abrieron como boliche. Pero hicieron fiestas de egresados que llevaron a Moreno. Hace década que se dedican a esto y tienen contacto en municipios con una línea política que deja bastante que desear», recapituló.
Algunos de estos locales son eje de otra denuncia vinculada a la «patota del Oeste», la cual según dos jóvenes que fueron agredidos el mes pasado en la puerta de Rocka Bruja de Villa Tesei, vendía mesas VIP a clientes que después echaba a los golpes, y que integrarían «el hijastro de un intendente» de la Zona Oeste y «el hijo de una diputada».