A un mes del crimen de Ezequiel: «Todos saben que van a robar a los pibes que salen del boliche»
Familiares y amigos de Ezequiel Altamira marcharon ayer a las puertas de la Municipalidad de Ituzaingó para exigir seguridad, a un mes del ataque que le costó la vida al joven moronense de 16 años. Pasó en la madrugada del sábado 26 de octubre, a una cuadra del boliche The Club de Villa Udaondo, adonde había ido a bailar con su grupo de amigos, sin que entonces apareciera ningún agente policial o municipal en la zona.
«El boliche los tiene tres o cuatro horas sacándole plata y después los mandan a la calle. Me fui enterando un montón de cosas. Hay que ir a buscar a los chicos a tres cuadras, porque no te dejan estacionar en la puerta. No podés cruzar (por el puente peatonal de la Colectora Acceso Oeste). Eran seis e igual los robaron (en la plaza)», relataba ayer Paola Eiroa, madre de la víctima, en la radio de la Universidad de La Matanza.
Por el hecho hubo dos detenidos: Uno de 14, acusado de golpear a Ezequiel con una manopla de hierro pero que es inimputable; y otro de 17, que está siendo investigado por la Justicia de menores de Morón. La querella es patrocinada por el estudio de Fernando Burlando, el mediático abogado que ayer se lanzó como (pre) candidato a diputado, y que designó al ex fiscal de Morón Javier Baños como representante legal.
Según la familia, además de los golpes y el robo, hubo abandono de persona. Ezequiel recuperó el conocimiento tras el golpe con la manopla y se fue a dormir, como tenía planeado, a casa de un amigo. Nunca despertó. «No había ambulancia. No hay policía. Los chicos salen a las 4 de la mañana y los están esperando para robar. Lo sabe todo el barrio, no lo va a saber la Policía y el Municipio», apuntó la madre ayer.
Con el correr de los días, Paola fue tomando conciencia de los peligros que existen en la noche de Villa Udaondo, en torno al boliche. «Todo saben quiénes son los que salen a robar ¿y la Policía no? y me vienen a perseguir a mí por andar empapelando el barrio pidiendo Justicia. Tengo que tener miedo, cuando los políticos empapelan todo buscando votos. En la plaza no había ni un patrullero. La Policía está metida», acusó.
El boliche, que fue clausurado el mismo sábado tras la requisa judicial, no volvió a abrir sus puertas. Al menos no lo hizo público. En sus redes no publicó más nada. Las fajas de clausura en sus puertas ya no están.
Altamira y sus amigos conocían el lugar. «Habían ido el año pasado a la matiné, de donde salían a las doce de la noche. Los iba a buscar el papá o la mamá de algún amigo. Desde este año empezaron a ir a la pista que juntaba chicos de 16 a 22 años. De entrada está mal, que estén todos mezclados. Todas las pistas se llaman diferente, y todos tienen edades diferentes. Ni siquiera se fijan si el pibe que entra coincide con el DNI. No les preguntan ni la edad, ¿y si dejan pasar a un tipo de 30?”, preguntó Paola, con Clarín.
La UFI N °1 del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil sigue la investigación penal preparatoria por el imputado, que está próximo a la mayoría de edad. El caso se caratuló como “homicidio en ocasión de robo”.
“Tuvimos la audiencia con el de 17. Le dije ‘lo lamento por vos, por tu mamá, pero sos un peligro. Saben a lo que salen. Mi hijo salía a bailar, y vos salías a robar, hay una re diferencia’. Mi hijo era un chico divertido, normal, no hacía maldad. Yo perdí dos embarazos, ahora perdí un hijo. Quería ser mamá y me costó mucho. Si no estuviera Emilia, me hubiese ido detrás de él en cuanto se descuidaran”, contó la mamá.
El estudio de Burlando volvió a solicitar medidas de inspección del local bailable, al que le quiere endilgar la responsabilidad. Por otra parte, la querella pide bajar la edad de la imputabilidad. “Mandan a los más chicos a robar (…) Si los dejás votar a los 16, no me vengas a decir que no pueden ir en cana”, remarca Paola.