L-Gante fue condenado sólo por amenazas, quedó en libertad y lo celebró arrojando billetes al aire
Ángel Valenzuela, popularmente conocido como L-Gante, fue absuelto de la acusación de privación ilegal de la libertad, pero condenado a la pena de tres años de prisión en suspenso por los delitos de amenazas y daño. La sentencia la dispuso el juez Ignacio Racca, integrante del Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de Mercedes.
“Es preferible absolver a un culpable que condenar a un inocente”, sostuvo el juez Racca a comenzar la audiencia. Después, el magistrado hizo una enumeración de las pruebas que comprobaron las distintas acusaciones.
“Se habló mucho durante este juicio sobre la ascendencia que Valenzuela asume sobre los suyos, cuestión que fue evidenciada con toda claridad. La figura pública que asumió y su rol de líder de un exitoso emprendimiento artístico lo colocan en ese lugar. Pero todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. Es el deseo y el propósito de este veredicto, y centralmente de esta modalidad de pena, que Valenzuela termine de asumir un rol de modelo para la juventud que lo admira, cuanto menos, en lo que implica al cumplimiento de la ley de aquí al futuro”, sostuvo el juez en el fallo.
Cuando el magistrado, en la lectura de la condena, sostuvo que L-Gante debía ser un modelo para la juventud que lo admira, el músico asentía con la cabeza. Tras salir de la audiencia, tiró billetes del $1000 al aire.
“Estuvimos a disposición, con respeto a su señoría, agradezco su buen trabajo. Esto no termina acá. Falta más en la búsqueda de mi inocencia. Las palabras que dijo el juez son muy motivadoras para mí, ojalá algún día sea un gran ejemplo para la juventud Aún puedo confiar en la Justicia”, sostuvo el cumbiero urbano.
En su alegato, y tras definir a L-Gante como un macho alfa, el fiscal Adrián Landini había pedido la pena de siete años de cárcel.
“El problema había sido con sus amigos. Él toma la posta como el macho alfa de la manada que tiene que arreglar las cosas e intenta arreglarlas de una forma ilegítima”, sostuvo el representante del Ministerio Público Fiscal.
Y agregó: “Aquí no se discute autoría por parte del imputado Valenzuela. Él mismo se puso como protagonista de los hechos, pero minimizando las situaciones llevadas a cabo. Situaciones que en esa búsqueda de explicaciones o de Justicia por mano propia no dejan de ser delitos, justificando que en ‘el barrio las cosas se arreglan así’. Los hechos sucedieron y que Valenzuela es penalmente responsable de los mismos”.
El juez encontró culpable al músico de los delitos de amenazas coactivas, amenazas calificadas por el uso de arma, amenazas simples y daño “por los hechos que ocurrieron el 27 de mayo de 2023, el 4 de febrero de 2022 y el 8 de diciembre de 2021 en General Rodríguez, en los cuales las víctimas fueron Darío Torres, Braian Aruchari y Daniela Vicente, respectivamente”.
L-Gante debe cumplir las siguientes obligaciones: Fijar residencia y someterse al cuidado del Patronato de Liberados; Hacer saber al tribunal de forma previa a cualquier tipo de egreso del país; Abstenerse de tener cualquier tipo de contacto con Darío Torres, Braian Aruchari y Daniela Vicente, como así también con sus grupos familiares; Efectuar una donación monetaria a alguna organización de bien público con sede en el partido de General Rodríguez, con coordinación del Patronato de Liberados
“A su vez, en razón de su utilización en parte de los hechos por los cuales Valenzuela fue condenado, se dispondrá el decomiso del vehículo BMW AE120VX, como así también respecto de las armas de réplica”, afirmó el juez Racca.
Una de las acusaciones, según el expediente judicial, ocurrió a las 6.30 del 27 de mayo de 2023, cuando Torres, un empleado de la Municipalidad de General Rodríguez, recibió una llamada en su teléfono celular. Afirmó que, cuando atendió, reconoció sin ninguna duda la voz de su interlocutor: era L-Gante. El líder de la llamada Cumbia 420 lo amenazó: le anticipó que iba a ir a su casa para matarlos a él y a su familia.
Según la acusación del Ministerio Público Fiscal, junto con un joven, el músico se presentó en el inmueble de la víctima en una camioneta BMW con prohibición de circular y, tras apuntarle con un arma, lo obligó a subir. Después, accionó el cierre centralizado para que no pudiera bajar y fue a buscar a otra víctima, una mujer. El cantante retuvo a las dos personas durante veinte minutos. Les gritó y los encañonó con una pistola. Mientras, se comunicó con alguien de su confianza y le dijo: “Preparen la quinta que llevo un regalito”. Quería que, mientras lo tenía retenido, el empleado municipal utilizara sus influencias para que no detuvieran a su grupo de amigos tras un incidente a la salida de un boliche.
Para el juez Racca, “como todo elemento que se pretende ingrese en la figura típica, las exigencias de la ley deben acreditarse más allá de toda duda razonable. Ahora bien, de las personas que vieron el conflicto, tres refirieron que no había ningún arma: Rosa Passi, Cecilia Velázquez y Mayra Flores. Uno de los que vio el arma la reconoció como una réplica, como lo fue el caso de Rubén Torres. Hizo referencia al peso del arma, lo que ratifico con una de las réplicas secuestradas que tuve ante mi vista al estar ingresada al plexo probatorio como efecto. No se secuestraron armas de fuego aptas, sino réplicas en el hogar de Valenzuela, y aun estando el automóvil secuestrado, tampoco se halló un arma ni vestigios de un disparo de arma de fuego. Para el caso, ni siquiera el propio Torres puede ratificar que sea un arma apta para disparo, ante la similitud de la réplica que tenía Valenzuela con un arma de fuego común”.
Sobre la acusación de privación ilegal de la libertad, el magistrado explicó: “Entiendo que aquí nuevamente debemos apoyarnos en la prueba documental y en las inferencias que puedan hacerse. En primer lugar, debo destacar como sumamente extraño que una persona [Torres, el empleado municipal] haya sido secuestrada y que sus familiares no den aviso al sistema de emergencias”.
Y sobre lo que pasó en el interior del vehículo, el juez dijo: “Esto no implica decir que no se cometieron delitos en ese viaje; no se acreditó una privación ilegal de la libertad, pero sí entiendo que en ese trayecto, el contexto y los dichos de Valenzuela especialmente fueron aptos para amedrentar a Torres”.