Ituzaingó: Harán un barrio cerrado en el predio donde el intendente prometía levantar una universidad
Las Torres de Ratti ya no van a formar parte de la identidad visual de Ituzaingó», celebraba hace un año Alberto Descalzo, cuando empezaban a demoler los edificios abandonados del trunco plan de viviendas de la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos (FOETRA), ubicado en Ratti y Thorne. Tras 28 años de gestión, el ex intendente del PJ apuntalaba la campaña de su hijo Pablo, y prometía levantar allí un centro interuniversitario, sin distinguir entre el lote municipal y la propiedad privada. Esa obra ni se licitó. En cambio, ahora hay carteles que promueven la venta de lotes para la construcción de un barrio cerrado.
Hace unas semanas finalizaron las tareas de limpieza del terreno y se terminó de levantar un cerco perimetral entre las canchas de fútbol de alquiler «Pasto Pueblo» de Thorne y Nicasio Oroño, y el lote municipal de Ratti al 2100, identificable por el enorme cartel que publicita el centro universitario (anunciado en abril 2022, en presencia del entonces ministro de Educación Jaime Perczyk y gran elenco).
Aunque ese terciario (conectado a la UNAHUR y la UNLAM) abrió en 2023 en un edificio adquirido a un instituto de Ituzaingó Sur, el Municipio volvió a vender en la última campaña que el proyecto de Ratti y Thorne estaba en pie. Una elegante forma de explicar el por qué de la demolición de las torres de FOETRA.
A los pies de esos viejos edificios, Descalzo prometió: «Ya no van a formar parte de la identidad visual de Ituzaingó, permitiendo mayor seguridad para el comienzo de obra de la Sede Central de la Universidad Regional».
Así lo anunció en sus redes sociales, al mismo tiempo que su exsecretario de Obras Públicas, el inversor inmobiliario Osvaldo Marasco contaba a una radio local (La Ciudad) que estaban dando «el primer paso de la definitiva demolición, para proyectar ahí un emprendimiento inmobiliario y comercial”.
La tarea fue realizada por la empresa «El Carnavalito», que tenía como socios a Osvaldo y a Eugenio Marasco, su hermano, y a quien el Departamento Ejecutivo eximió antes del pago del 30% de la tasa de construcción por la obra de demolición (a referendo del Concejo Deliberante, según el decreto N° 899-2023).
Esa misma firma es la que le que compró a FOETRA el predio de Ratti y Thorne. Según consta en el Boletín oficial del gobierno bonaerense, la sociedad fue inscripta en el 2006, pero a nombre de Stella Maris Frisardi y Stella Maris Visgarra, cuando los hermanos Marasco todavía eran funcionarios del Municipio.
Ese mismo año se cayó la ley de expropiación, aprobada por la Legislatura Bonaerense en 2003 en favor del Municipio, y para concluir con un plan de «viviendas sociales». El terreno había sido adquirido por FOETRA en la década del ’60 pero quedó sin terminar, entre otras cosas, por las tormentas económicas posteriores. Los edificios fueron intrusados, generaban inseguridad y hasta fueron escenarios del algún suicidio.
Hacia el 2014 «El Carnavalito» ya tenía como socios a los hermanos Marasco, según datos aportados hace ocho años por una publicación anónima. El sitio se llama «corrupcionoeste.wordpress.com». Y habría sido colgado por un ex aliado del oficialismo que, según deslizó un dirigente opositor, se quedó «afuera del negocio».
A esa altura de la década pasada, los Marasco militaban con el macrismo. Osvaldo había entrado en el Gabinete de Descalzo en el 2003. Y Eugenio como concejal en la lista del PJ (2003-2007). Luego jugaron en distintas fuerzas, pero los hechos demostrarían que sólo para liberar el camino o aportarle aliados a Descalzo.
En 2015, y tras ganar las elecciones Primarias como precandidato a intendente de Cambiemos, Osvaldo Marasco se dio vuelta. Perdió las generales por décimas, pero volvió meter a la familia en el HCD: Mirta Tonelato, su cuñada, asumió como concejal. Y su marido, Eugenio, ingresó en 2017 por licencia de Sergio Crego.
Con la misma mecánica, el año pasado filtraron a una sobrina política (Ana Vincenzo) en la lista de La Libertad Avanza. Tras los comicios de octubre, Osvaldo pasó de armador libertario a crítico de Javier Milei. Y la concejal, por supuesto, armó su propia bancada (Avanza Ituzaingó). Se sienta del lado oficialista en el recinto.
Eugenio, en tanto, volvió a trabajar en el Ejecutivo, tras su paso por el HCD. En diciembre del 2022 le fue aceptada la renuncia como asesor de la Jefatura de Gabinete y fue desafectado de la planta de personal temporario. Es decir que ya no tenía vínculo directo con el Estado Municipal cuando avanzó con la obra de demolición.
No obstante lo cual, hacia 2015 «El Carnavalito» habría tenido aprobada la factibilidad de un proyecto muy distinto a la que se presenta ahora en Ratti y Thorne. Según los planos aportados por aquella denuncia pública de 2016 titulada «Cronología de una estafa al pueblo de Ituzaingó», el barrio «Ciudad Segura» se imaginaba con los tres edificios, en base a las viejas torres del FOETRA, más solarium, cocheras y espacios verdes.
Pero el proyecto se transformó drásticamente desde que comenzaron a buscar inversores. Finalmente, tal como se publica en los carteles ubicados en el predio, la parcela se fraccionó en 54 lotes, para capitalizar y desarrollar el barrio privado «Sicurezza», que traducido del italiano al castellano quiere decir «seguridad».
Tiene, en este caso, inmuebles bajos y calles internas, al estilo country. Ya son varias las inmobiliarias que promocionan el emprendimiento. «Lotes en Venta desde 300mts. Desde U$D 80.000», ofrecen en redes sociales.
Metamorfosis: La universidad, las viejas torres de Foetra, el proyecto de «Carnavalito» y el de 54 lotes