13/09/2024

La Justicia le negó a excarcelación a Grassi, y la querella pidió a la Iglesia «que expulse a este monstruo»

Por unanimidad, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Morón denegó hoy el pedido de excarcelación solicitado por el Padre Julio César Grassi, quien debe cumplir con una condena por doble abuso sexual a menores hasta mayo de 2028. El ex titular de la Fundación Felices los Niños (cuya sede se ubicaba en Hurlingham), intentó alegar su inocencia en representación propia (se recibió de abogado en el Penal de Campana). La Fiscalía y las querellas refutaron su pedido (formulado sin nuevas pruebas y sin una pericia psicológica que lo respalde para salir en libertad) pero también le pidieron a la Diócesis de Morón que lo excomulgue.

El fallo fue anunciado este mediodía por la jueza Mariana Maldonado, presidenta del Tribunal, minutos después de escuchar a las partes, aunque los fundamentos se darán a conocer recién el lunes 2 del mes príximo.

«Es importante que estas audiencias se puedan ver, porque hoy se demostró que (Grassi) se complicó solo. Vimos a un monstruo que redobló su agresividad. Hoy dio una clase de pedofilia», manifestó el abogado querellante Juan Pablo Gallego, quien pidió a la Iglesia «expulsar» al sacerdote del clero. Recién en 2017, y tras esperar la confirmación de la condena por parte de la Corte Suprema, le prohibió ejercer el Ministerio.

«Tengo un sentimiento genuino de ser inocente, porque soy inocente, y estoy respetando lo que la ley me está pidiendo -para acceder al beneficio de la libertad condicional», indicó el pedófilo desde la cárcel de Campana, vía zoom. Tenía preparado un largo alegato e insistió con la idea de que buscará hacer caer el fallo.

También se opusieron a su salida el abogado Sergio Piri, en representación del particular daminificado conocido como «Gabriel» desde el inicio de la causa; como así también el fiscal de Ejecución, Dr. Mario Rivizzini.

El TOC N°1 de Morón, el mismo que juzgó al sacerdote en el 2009, ahora está integrado por la jueza Mariana Maldonado y los jueces Juan Carlos Uboldi y Claudio José Chaminade. En 2010, la Sala II del Tribunal de Casación Penal bonaerense desestimó las impugnaciones y confirmó la sentencia condenatoria. Tres años después, la Suprema Corte de Justicia bonaerense rechazó los recursos extraordinarios. Y en 2017 la Corte Suprema de la Nación dejó firme la condena tras declarar inadmisible un planteo presentado por la defensa del religioso. En un principio, se fijó hasta agosto de 2026 la reclusión de Grassi, por aplicación del instituto procesal conocido como “dos por uno”. Sin embargo, la Cámara de Apelaciones de Morón declaró el año pasado la inaplicabilidad de ese beneficio y ordenó fijar la culminación de la condena para el 30 de mayo del 2028, computada desde la detención del cura, en 2013.

Alegato

“Estoy preparando un proyecto de vida distinto”, dijo el cura al hablar de sus actividades ante una eventual salida. “Sé que las cosas que no pueden seguir como antes, y siendo inocente, tendré que buscar otras actividades dentro de la pastoral. Yo ya manifesté que quería hacer algo en beneficio de los presos. Empecé a estudiar abogacía, después una diplomatura y una pastoral carcelaria en la Conferencia Episcopal Argentina, además de todos los estudios que fui haciendo, inclusive de escribanía para poder ayudar dentro del mundo de la pobreza que puede tener inconvenientes con su propiedad”, agregó Grassi.

Luego expresó: “El abuso siempre representa una actitud de poder y de daño de una actitud contra una persona débil, y nada de eso ha ocurrido. He cumplido la progresividad de una manera muy clara durante todo este tiempo. A nivel social y familiar tengo contención, y a nivel psicológico no tengo ningún tipo de problema, según lo manifestó el psicólogo, que habló de resiliencia y lenguaje lógico”.

Y añadió: “tienen que estar tranquilos ustedes que voy a ser útil a la sociedad, llevando nuevas ideas en el área de derecho en ejecución penal, si la iglesia me lo permite, porque la iglesia dirá si me traslada a un lugar o a otro… Y estaré ayudando, porque mi esencia es ayudar y tratar de cumplir mi vocación de sacerdote, ahora en este momento como abogado y defensor de pobres”.

A su término, el fiscal se negó a la concesión del beneficio por considerar que el condenado “no reconoce sus acciones transgresoras” al continuar considerándose como inocente.

También mencionó la “gravedad de la condena” y la “reinterancia delictiva” -el condenado fue sometido a otros procesos penales- como otros obstáculos para su salida. Luego, el representante de la víctima, Sergio Piris, calificó a Grassi como una persona que se cree “omnipotente” y que “no recapacitó en absoluto durante el encierro”.

“Grassi no cambió en nada. Cuatro instancias dijeron que es culpable de un delito, y parece que no entendió la situación en absoluto, por lo cual no puede reinsertarse en la sociedad por su forma de ser”, señaló.

Por su parte, Gallego se opuso con vehemencia al planteo del clérigo en virtud del “daño tremendo que ha causado”. “El informe criminológico lo destrozó, y él se negó a hacer el informe psicológico. Aunque estamos viendo una pericia en vivo, estamos viendo a un monstruo en directo”, manifestó el asesor de UNICEF.

“Esto es un disparate y no debe ocurrir -dijo el letrado respecto a la solicitud-. Grassi ha autodemostrado que no está apto para su reinserción. El casso Grassi es un peligro, va a ser como el caso de Robledo Puch, y en cuatro años -cuando cumpla sus 15 años de condena- va a ser un problema”. Más tarde concluyó: “Grassi es un delincuente sexual que destruyó la vida de los menores a su cargo. (…) No entendió nada, se sigue burlando de la víctima y no considera el daño que acusó y el que puede causar”.